Ceuta

Nací en Ceuta (Africa),una mañana del mes de mayo en esa ciudad tan española,tan llena de luz y tan marinera.Una mañana cuando el olor de las flores inundaba los jardines de San Amaro y los de la Argentina.

Una mañana en la que el olor a salitre se paseaba por el Paseo de las Palmeras y el mar acariciaba la muralla de la Marina. Cuando las campanas de San Francisco anunciaban que el nuevo día había comenzado y las gaviotas chillaban por encima de los barcos que entraban por la bocana entre el muelle de la Puntilla y el del Cañonero Dato. La imagen del Monte Hacho se recortaba saludando de lejos a La Mujer muerta,el Yebel Musa, el Atlante dormido de la mitología.

¿Se puede encontrar un lugar más bello para nacer?

Allí encontré el amor de mi vida que acompaña mis pasos desde que Cupido nos lanzó aquellas benditas flechas que nos unieron para siempre y aunque el destino me alejó de esa querida tierra, a ella volvemos con nuestros hijos para bebernos su aire, su cielo, sus gentes.

Nacida en Africa, así se llama este blog y ese es el título que llevo con orgullo grabado en mi alma.

MALENA

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martes, 27 de septiembre de 2011

Noche de luna llena.



He salido a buscar la noche. Me llamaba , sentía su voz como tiraba de mí y obedeciendo he salido en busca de su llamada.


Las calles estaban desiertas, pero apenas me fijé en ellas. Sólo sabía que mis pasos llevaban ya un rumbo fijo.Y llegué a mi destino. La puerta del parque estaba abierta y entré. Lentamente, bebiéndome los olores de la noche. El silencio me arropaba. Caminé por mi ya conocido camino de las Rosas de Siria y sentí la necesidad de sentarme en un banco para observar todo aquello que me rodeaba.


Encogí mis piernas , las rodeé con los brazos y observé todo lo que se puede observar en una noche de luna llena.


Sentí paz, sentí plenitud, sentí como si algo fuese a estallar dentro de mi pecho. Olí la tierra mojada y mi mirada se prendió en un charco donde se reflejaba la luna. Quise cantar. Algo suave, algo dulce, pero mi voz había enmudecido.


Cerré los ojos para sentirme viva y un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿El relente de la noche?.Abrí los ojos impulsada por algo y vi a lo lejos como se acercaban luces, como pequeñas luciérnagas, y a medida que con un ritmo cadencioso se aproximaban, iban tomando la forma de figuras etéreas que no se posaban en aquella tierra mojada por la humedad de la noche.


Figuras cada vez más parecidas a las humanas pero rodeadas de un halo especial.


Y paseaban. Unas solas, otras cogidas de la mano, pero todas a un ritmo lento, casi se podría decir que se movían siguiendo una melodía.


No llegaron a acercarse a mí, creo que permanecí invisible para ellas, que se habían adueñado por completo del parque. No oí sus voces, pero hablaban. No oí sus risas, pero reían. No vi sus besos, pero se besaban.


Me sentí feliz, afortunada de poder vivir una situación tan inexplicable como la que estaba viviendo.


Miré hacia aquella luna llena que parecía guiñarme un ojo, y comprendí que habia sido ella la que me había llamado, la que había traido mis pasos hacia aquí, para hacerme partícipe de una vivencia que sólo ocurre en el parque,en mi parque, en las noches de luna llena.

Malena